LA GANZÚA Y LAS PUERTAS INVISIBLES…
CONVERSA ENTRE ALFONSO PEÑA Y AMIRAH GAZEL
Septiembre 2017. San José Costa Rica.
Las composiciones sobre telas, instalaciones con maniquíes, dibujos y serigrafías, arte objetual, collages y los poemas visuales, son los diálogos que Amirah Gazel mantiene con sus congéneres y los espectadores de sus propuestas desenfadadas, provocadoras.
Su puesta en escena está configurada de un lenguaje simbólico y musical donde domina la abstracción, los códigos geométricos y ciertas grafías figurativas; ellos –febril maginación– recorren y armonizan una realidad sorprendente y hechicera.
Ramificaciones desbordantes se deslizan por la tela en blanco y forman cavidades, semicírculos, óvalos, líneas, entrelíneas, canales, soles acústicos, lunas desvaídas, brocados, grietas lumínicas, orejas vibrátiles, corazones púrpuras.
El grafito ondulante fluye entre volúmenes como una insinuación de rasgos emocionales y anímicos. En el proyecto de Amirah percibimos y vislumbramos entidades de otras dimensiones, gemas alucinantes, carbunclos que se desdoblan en microrganismos sepias y llenos de misterio. No escasean los elementos poéticos, las frases cotidianas, las vocales danzantes.
Su serie: Metrópolis del inconsciente, –en medianos y grandes formatos– es una clara combinación de trayectos y vivencias interiores, con autonomía y una sutil intención de salvaguardar su propia memoria como un diapasón ecléctico y plural, y que a cada brochazo, a cada cabriola del inconsciente queda personificada su aleación entre pintura (poesía) y psicoanálisis.
La vasta iconografía de Gazel y su abstracción ha descollado en numerosos escenarios europeos, norteamericanos y latinoamericanos. Sus creaciones están representadas en libros de artista, catálogos impresos y digitales, cubiertas de libros, poemarios y revistas de arte actual.
Hay que mencionar también sus perfomances, la organización de eventos artísticos y la curaduría de exposiciones. Para ella no es ajeno integrar a colegas, amigos, y ayudantes. En este ámbito destacan algunas exhibiciones surrealistas que organizó en Bélgica, Italia, Praga, y Costa Rica.
En suma, la obra de Amirah, es un “bordado” dinámico y cromático, un gran trabajo, materia viva, alquimia de la imaginación. [A.P.]
Amirah, con cierta insistencia algunos congéneres sostienen que la poesía es un “lapsus” mental que la mano lleva a cabo. En tu caso –intuyo– la poesía llega de muchos modos: iluminaciones, rayos cósmicos, encuentros con las fuerzas primigenias… ¿Cómo es tu proceso para abordarla, para llegar a ella?
En mi caso esa necesidad infausta del existir, se manifiesta en el encuentro de situaciones en forma de ideas apasionadas, centellas, relámpagos, roces, olores, colores, sueños totalmente antagónicos o no, que me transportan a lo más profundo de mi ser, derivando en el inconsciente sin límite alguno, en un naufragio denso, saltando entre piedras. Es la necesidad de fijar, de decir algo que de otro modo no lo puedo expresar y me ahoga. Y es esa necesidad intensa, la que me impulsa y enciende la llama.
Zelarayán decía: “No sé cómo empezar, pero empiezo no más”.
Esa savia ardiente, me toma por sorpresa, en mi propio olvido, a veces en estado de ensueño, en los lugares más inéditos o absurdos, a solas o en buena compañía, en medio del tumulto y cuando menos la espero me susurra en silencio, en aspecto de imagen, de script, de formas confusas, recuerdos, dolor o alegría… y de manera feroz la conquisto, la atrapo sin pedirle permiso, la amanso, me cautiva, la hago mía, me posee e inicio el preámbulo de un desplazamiento que es siempre el mismo y a su vez inédito. Y entonces llega el misterio entero que no deseo comprender y alguien o algo me habla, en ese instante paso a la acción.
Algunas de tus manifestaciones (dibujos, fotos, poemas, pinturas, arte objetual) llevan tu signo característico y en ellas se combinan, se mezclan, y hay sesgos que le dan una gran relevancia a tu trabajo. Al observar tu iconografía se percibe la economía cromática, o la palabra (la imagen) está bien dispuesta en el entramado creativo… Sin embargo, se percibe el diapasón azaroso, el brochazo de lo instantáneo…
Vivo casi siempre en un retiro aparte y cuando me asomo al mundo, muchas veces me siento como un ave encerrada en una prisión. Y vuelvo a ella, a mi propia jaula abierta, floto en gotas de silencio. Y me digo: ¿La imagen para qué? si tenemos nuestros zapatos anacrónicos.
Nací en los años sesenta, ya el mundo estaba abarrotado de imágenes, ¿cómo despojarse de ellas y desnudar sus propias huellas? ¿Cómo penetrar en lo más hondo, ahí dónde se esconden las respuestas, detrás, en el hoyo oscuro y misterioso? ¿Cómo volver del túnel y ver aún la luz y ser será auténtico a? Solo pintando, sesgando, dibujando, colando, aullando en la materia el grito primaigeniol primal. Converso con mi sombra y la sombra de los antepasados que han dejado un brillante legado.
Imagen sin imagen, forma de formas, una brújula reposa en un frasco cerrado, morado, que duerme en los brazos de una memoria bruja con alas que respiran el color y ¡zaz! nace lo insólito, lo nuevo, lo nunca visto ante mis ojos.
La mano va dirigida por el soplo invisible, se mueve, alguien mira, otra pinta, no soy yo. Neurosis. Espontáneamente estoy mirándome, lo que hago. Y después en el punto inquietante de la cumbre abro los otros ojos que me habitan y veo, me sorprendo, analizo y doy gracias por estar ahí, del otro lado de la membrana de la conciencia, en mi realidad paralela, en la realidad maravillosa. En el fenómeno espiritual, poético, de la metafísica.
Para los surrealistas no es nada extraño pasar del automatismo, a la poesía; del collage, al texto abierto; del teatro y el jazz a las instalaciones; mixturas y fotografías… A vos se te valora por tus propuestas dinámicas, renovadoras… Esto, sin duda te abre resquicios para que te deslicés en un amplio tinglado imaginativo… Conversemos de tus hallazgos, aventuras, búsquedas…
Busco algo bueno, no en apariencia, grumoso y duradero, hermoso por sus partes escondidas. Algo en subversión permanente con el entorno, inmerso en esa naturaleza extraña que me aloja. Y cuando no busco, encuentro y vuelta a comenzar, el hilo resiste al eterno cañaveral misterioso.
Las lecciones acumuladas, mucho más que de una mañana a la otra, provocan una sucesión de modos que respiran alegremente y se abren a lo desconocido volviéndose conocido sobre el lienzo o el papel.
Y es en esas grietas suspendidas, en la repetición insomne de formas, colores, que van surgiendo las representaciones, los mensajes, la información escondida. Trazos espontáneos, dinámicos que florecen de una musicalidad con paraguas que quiebra el silencio de las agujas de la razón. Entonces, como el borde siempre arde antes de hacerse humo, descubro neurálgica una nueva gota loca o un puro instante de luz y sombra.
Siento brotar de lo instintivo la vegetación de montañas altas y riscosas a los vientos de Giorgio de Chirico, Max Ernst, René Magritte, Hundertwasser, Cobra, Wilfredo Lam, Erico Baj, Popova, Alberto Magnelli, Cioran, Kazimir Malévich, Toyen, Gabriele D'Annunzio, Los Nadaistas, Juarroz, Jean-Luc Godard, Jim Jarmusch, Bach, Satie, Angello Corelli, Pink Floyd, Tabou Combo, Dinah Washington, Hokusai, ron añejo, Calas, Yma Sumac, desiertos chamánicos, aceite de oliva, Palo Santo y la lista es infinita.
Y sin embargo, mi intuición perpetua inquieta y con la conciencia satisfecha, serena en la acción, invencible en mi ático vertebral interno, con experiencia de las cosas, me impregno de asombro en un respiro venenoso de varios olores quietos y cromáticos, en el lugar mismo de las divinas ofrendas, en el espacio que fue blanco.
Después, el reposo, el silencio en el que no puedo dejar de emprender un nuevo viaje, sonreír a una nueva aventura traviesa, cambiar de nuevo las cosas, transformándolas entre medio de ortigas, gatos negros o flores frescas.
Y frente a la tragedia finita de mi existencia, el inconsciente me acompaña desde siempre, solo quiero ahondar en él, en el lado hosco de mi persona, en lo incógnito. Es lo misterioso lo que me transporta al eterno maravilloso de una realidad paralela incambiable, lo vulnerable, lo sensible, sin vuelta atrás, de cabeza sobre el tren que avanza hacia arriba y hacia abajo al mismo tiempo, hago triángulos en cuántica resonancia, materializo lo secreto en el soporte que me vuelve a sorprender.
En general tus diversas obras, trátese de una tela, un ensamble o una pieza de arte objetual, son propuestas complejas –sin perder el pensamiento fluido y directo–… Sin embargo, siempre encuentro un símbolo, un viaducto poético que me da las coordenadas para interpretarla… ¿De qué modo le haces el guiño al lector o al espectador de tu trabajo?
Admito que mi rebelión es eterna ante la eterna miseria humana. Soñar constituye una parte del elemento trágico y encantado de la voluptuosidad de ser. Los sueños son una llave, sueños teñidos de alteraciones, de imágenes reservadas de infinitas interpretaciones y en un hypnos virtual, almaceno en la memoria lo abstracto del sommus, en un marco natural, esplendido, un paisaje claro interior emerge y compongo notas sonoras hechas de símbolos que pertenecen a la esencia misma.
Crear el símbolo del todo, es una embriaguez luminosa del éxtasis, que construye un puente para establecer una relación con el observador, tentativa que en general es abstracta.
Y a pesar de que el símbolo no es la realidad, juego con el antagonismo de lo que evoca o representa cada una de las formas, líneas, máculas, símbolos, que circundan mágicamente en el soporte, como un retórico diapasón del pensamiento a través de una señal casi siempre de carácter espiritual, que tienta con los ojos abiertos entregar una ganzúa invisible al espectador para abrir puertas, mostrar caminos, crear identidad. Que al final, en alegría constante, no es más que la complejidad de las corrientes victoriosas de conquistas universales que viven en mi inconsciente y el colectivo.
Vos trabajás con maniquíes. Tus “muñecos y muñecas” no pretenden moralizar, transmitir un mensaje, o lanzar miradas comunicativas… Otros artistas que van por senderos semejantes los visten inapropiadamente, los convierten en “travestidos”, o abusan de las poses de las modelos con registros banales de las telenovelas o la pornografía… O simplemente se dejan vencer por el voyerismo… Sin embargo, en tus obras compuestas de maniquíes vos das cientos de metros adelante… Trastocás la realidad y tus muñecos se transmutan y metamorfosean en una metáfora de la soledad, o sus extremidades mutiladas sobrepasan el realismo y se hunden en el vértigo del inconsciente… ¿Sueños vs realidad?
De manera orgánica brotan pedazos, restos aproximadamente humanos, que otros tiran y se deshacen de cosas que abandonan, sin gracia, dejándolas en entornos de transparencia inmaterial, de carácter definitivo, a veces de pesadez y tristeza: Los maniquís, metáfora de la fragmentada conciencia moderna.
Magníficas creaciones, sin vida, llenas de emoción, creadas por humanos, objetos resignados a su inútil finitud, que a simple vista parecen carentes de sentido.
En momentos de intimidad naïve, de pura subjetividad en secreto, enciendo la demencia de las leyes del mundo, accedo al vertiginoso proceso de desintegración y contra el caos apocalíptico los acopio e intento completarlos en una vibración primitiva, para hacer florecer nuevas aspiraciones que coloquen al humano no en la historia, sino en la eternidad. Y esa presencia desmembrada del ser en los maridajes, anhela ahuyentar la espantosa realidad del cuerpo, los tormentos de la carne.
Entidades que prevalecen en el desapego universal progresivo y los individualizo lejos del tradicional desequilibrio del cuerpo, para reconstruirlos en un paroxismo de sensaciones nuevas que quiebran el ritmo de la desdicha cotidiana, procurando volverse objetos que reflejen la exuberante esencia del misterio: La vida.
En el caló de la “palabrería cotidiana” –derruida pista de patinaje en llamas– es muy normal decir: “equilibrio”, “abstracción”, “mixturas poéticas”, “cordón umbilical” –¡perdón!– “hilo conductor”, “metáfora del aquí y ahora”… Pareciera que los códigos son colindantes con cierto “lenguaje en ruinas”… En este sentido, por más que se trate de innovar el lenguaje siempre existe el riesgo de ser repetitivos… Sin embargo, sé que vos trabajás el “collage” desde antes de que existieran los ordenadores, vos misma lo has mencionado: “Desde niña maniobré la tijera entre las manos…” La reflexión va por este lado: ese mismo lenguaje que cité sirve para ampliar, desarticular, volver transitorio, ejecutar, imprimir y volver a engomar y pegar… ¡Es como un acto de magia!...
Podemos concebir de dos maneras el collage: un recreo simple de pedazos de papel, recortes de revistas que proyectan escenas materiales en “Vogue”, piezas que se pegan en conjunto y dan una atmósfera que exalta la ridícula expresión del: ¡que loco!… Hoy en día tod@s hacen collages.
O te vuelves la actora de la versatilidad maestra del malabarista que entra y sale del inconsciente y caminas en la cuerda floja del límite de lo prohibido, entre lo oscuro y la sombra, manipulas variadas técnicas y reúnes elementos escogidos consciente o inconscientemente y en un espacio nuevo creas una imagen que irradia misterio y cuestiona, que se acerca al objetivo perseguido.
Ésta es una expansión más riesgosa, ilimitada, poética, rica, que nos permite sorprendernos ante nuestras fantasías, entre tantas otras cosas. Más de 2 mil años que nos acompaña esta atractiva forma de expresión.
El collage es un viaducto que me hipnotiza hasta el éxtasis del magma volcánico de mi ánima, en donde con efusión estallan ráfagas de situaciones esenciales, de experiencias corrientes o intimas, que saltan entre el filo de la tijera y la punzante cuchilla y entonces experimento una extraña sensación de existir.
Integro pedazos que encierran certitudes de diversas épocas que constituyen el ser, elemento clave e irónico de la trágica existencia.
Me gustaría vivir con las yemas de los dedos encendidas y pegajosas, dulces y ardientes, mientras despierto a la voluptuosidad del encuentro de los filos de papeles y formas encantadas que salpican mis pupilas como gotas de tinta china que definen el estado estético. Sueño con la reciprocidad universal del objeto que aparece irracional ante el alma del amor.
En “ella” podemos revelar las fotocopias rasgadas, el baile tipográfico, la recolección de minúsculos y raros objetos, las técnicas mixtas, escritura, experimentación, letrismo, graffiti, las aleaciones entre las líneas de las manos y el modo digital: “¡Poesía visual!”
Lenguaje no verbal, lenguaje icónico, que confluye indiferente a las reglas establecidas. Significativo, que viene a designar una actividad puramente inconsciente, automática pero con cabeza. Que reúne elementos estéticos desde la melancolía hasta la exaltación eufórica. Una relación aceptable de pedazos y materias, de sueños y gracia, edificando estructuras subjetivas como llamas ardientes de últimos sentidos.
Poesía visual simbólica forma experimental que conmueve y nos remueve, que nos “Dada” en un planteo fundamental de un nuevo espacio virtual para provocar una emoción.
“Péché mignon” que conoce la extraña sensación de mi placer cósmico esencial, de mis reflexiones espirituales, de mis pensamientos, de lo desconocido.
Existe una serie de tus pinturas que lleva el sugestivo nombre de Metrópolis del inconsciente. En estas composiciones podemos rastrear abstracción, poesía, elementos figurativos, y un aditamento muy importante: un universo interno, muy interno, que lleva al observador “avispado” a fugarse a mundos oníricos, y otras veces paralelos… Conversemos de tu investigación en el tejido de la psicología jungueana…
De hecho, las emociones son un elemento central de la experiencia, sin embargo, son tan subjetivas que todavía es difícil medir la anticipación emocional del ser humano.
Todo es psicología. Para los surrealistas la psicología no es una moda, es una constante. Encontrar un sentido, escuchar sus intuiciones, relacionarse con lo que es más irracional en nosotros, son objetivos elementales. Más allá de la razón, sin espacio ni tiempo, en donde nuestro cuerpo puede ser tan metafísico como nuestro espíritu. Jung es la función no racional de la psiquis.
Metrópolis del inconsciente: Metro es una medida de longitud y Polis designa un territorio dependiente. Mido el territorio del que dependemos: “El inconsciente”, eso son mis representaciones de ese período, edificaciones con medidas secretas. En este caso mi propio espacio instintivo. Donde mora el desequilibrio encendido, en el Maelstrom original en el que desaparecen las leyes del mundo, en un otro estado, en alineación con el cosmos.
Amirah, si navegás en tus honduras, crees que podrías relatarnos ¿cómo son los diálogos secretos que mantenés con el creador de Viaje al país de los Tarahumaras: Antonín Artaud…?
Antonín era un “Heliogábalo” de la sombra. Fue votado en este mundo, incapaz de adaptarse, destruido por sus propias deficiencias y exaltaciones, avanzando en una sierra circular que lo esculpía eternamente culpable. Condenado a vivir en el frio jardín de un castillo de arena. Místico, que reabría las grietas del sufrimiento para teñir de color escarlata las llamas de lo oculto en el horizonte.
Imaginario estoico, firme en su soledad cósmica, fatalmente impulsado a reflexionar sobre la subjetividad, bajó a los infiernos interiores para que desde las cenizas, con filosofía lírica, desde la locura y la pasión, pudiera renacer en el fuego universal. ¡Lo admiro y respeto!
En Artaud me atrae lo lejano, el gran vacío que proyecta el mundo en mí. Y siento en esa proyección la vacuidad de lo infinito, lo misterioso de la presencia de los sentimientos.
La actividad frenética ininterrumpida de Antonin me permite acceder al vértigo total de la existencia.
Fue un revolucionario lúcido, que se llevó al límite del espíritu, donde la vida y la muerte, lo real y lo imaginario, el pasado y el futuro, lo de arriba y lo de abajo, lo blanco y lo negro, dejan de percibirse con contradicción. ¿Demencia o iluminación? Déjenme nadar en ese delirio lúcido, déjenme aullar el dolor de lo absurdo.
Podemos continuar con la abertura de umbrales, de arcillas chamánicas, de cadencias primigenias, no obstante, vamos a terminar con una especie de “responso” vivencial: en las décadas postreras del siglo XX podíamos conversar o discutir –por ejemplo– entre contracultura y surrealismo (diferencias y similitudes), hoy nos interesan y conmueven otros temas globales: racismo, migraciones, hambre, carrera armamentista, cambio climático, ocupar el espacio… En relación a todo este “birlibirloque” ¿cómo es tu mirada desde la óptica surrealista?
Si nuestro desierto interior pudiera cristalizar su inmesidad… Poseemos suficiente energía para hacer temblar al Universo, pero somos incapaces de vivir libres bajo el Sol.
Tuvimos el privilegio de ser creados entre hilos blancos de sueños y deseos, tristemente, una mayoría entre nosotros le da la espalda con cobardía a la generación actual, que vive peor que la anterior.
Los jóvenes están llenos de frustraciones y miedos, generan una inevitable violencia individual, esquizofrenia a la cual asistimos cotidianamente.
¡Rompamos amig@s la apatía de este silencio ruidoso!
Renunciemos a la edificación de cráteres gigantes de ignorancia como fosas modernas para recrear la mediocridad viva/muerta, cesemos de participar en las estrategias masivas de lavados subliminales de cerebros, activadas por los poderes a través de los supernumerarios medios de comunicación, desinformación adrede que retroalimentamos pariendo zombis con miradas desviadas de la luz.
Somos conscientes y cerramos los ojos ante la realidad tangible de niñ@s que conocen la atroz sensación de perder todo vigor para liquidificarse en el abandono de las instituciones responsables de sus desgracias y crecer muertos entre los tentáculos pegajosos de la carne trémula, pornografía putrefacta de rancios manipuladores, monstruos sin espíritu. Peste que se manifiesta redistribuyendo sangre a la carta del día.
Estamos presentes ante la miseria objetiva de la vida encapsulada en un ship, con identidad microprocesada y aun con las botas negras puestas para dar más patadas a nuestra dignidad. Y así, frente a esta trágica realidad, continuamos mintiéndonos, estructurando biombos que justifican nuestro comportamiento y guardamos silencio, creyéndonos equilibrados, súper héroes de una “Nueva Era”, escondid@s en nuestra falsa estabilidad llena de miedos, disfrazados por el capital, lo inútil, lo innecesario.
Vivimos en el sentimiento de lo irreparable, en una sensación de agonía esperando que la Pacha Mama se manifieste y devuelva la tranquilidad del cauce de los ríos o que otro profeta baje de un platillo volador para salvarnos. La piedad y la conmiseración se han vuelto inservibles. Las religiones están armadas de bombas atómicas. La iglesia santifica los fármacos, proclama el amor a las cosas y la utilización de los humanos.
Los Dioses están en furia, el Olimpo se autodestruyó, Alá los reemplazó y todos hablaremos chino dentro de poco. Vivimos en la cuerda floja de desquiciados perversos con poder.
Antídoto: Dar gracias, pedir perdón, crear una altiplanicie paralela, una pista de aterrizaje secreta, interior, con tierra fértil, para sembrar y proteger nuestros sueños, reverdecer nuestros deseos desapegados del YO, atentos al otro, de la mano hacia lo desconocido, sin miedo, con confianza.
Fortificar la unión entre los humanos, los pueblos, las naciones, todos los seres vivos, robustecer nuestro inconsciente colectivo para que al renacer frente al anónimo horizonte, contemplemos con quietud el nuevo amanecer que nos encandila.
¡Qué se abran los cielos!
¡Que se levanten nuestros guerreros interiores!
¡Qué se manifieste la voluntad humana, el pensamiento y la conciencia!
¡LIBERTAD! Los poetas, los artistas hemos venido a este planeta para sacudir, despertar el espíritu público, sino nuestra existencia no tiene sentido.