Desde la visión de la psicología en general, hay dos formas fundamentales de interpretación: La primera y más común es considerar la imaginería de un sueño, de una fantasía o de una obra de arte como una derivación secundaria de las experiencias personales. Aquí las imágenes quedan vinculadas estrictamente a la experiencia que las evoca y es esta experiencia concreta de eventos de la vida la que le da sentido a la imagen. La psique pasa a un segundo plano.
El segundo procedimiento, menos frecuente, consiste en considerar las imágenes imaginativas como entidades primarias por derecho propio que transmiten el significado de la experiencia a la que se refieren. Así pues, la psique, la imaginación y el espíritu son los datos primarios que existen antes de la experiencia personal y, de hecho, la determinan. Desde este punto de vista, el significado de la experiencia concreta se interpreta a través de las imágenes que evoca.
Estos dos modos de interpretación psicológica son válidos y, de hecho, se complementan.
La primera, a la que llamo interpretación personal, considera que la psique es causada por la experiencia: se basa en una teoría casualista. La segunda, a la que me refiero como interpretación arquetípica, considera la psique como una entelequia a priori; por tanto, se basa en una hipótesis teleológica.
El principal problema con la mayoría de las interpretaciones psicológicas del arte y la literatura es que no contemplan el estrato transpersonal de la psique, denominado inconsciente colectivo, psique objetiva o psique arquetípica.
Al carecer de esta característica crucial, tales interpretaciones no pueden hacer más que relacionar el contenido de la obra de arte con la psicología personal de la artista. Este modo personal de interpretación tiene una validez parcial.
En lugar de ser una expresión de la neurosis personal de la artista, una gran obra de arte es una auto revelación de la psique objetiva transpersonal que habla potencialmente a todos los sujetos. La creación artística, incluidas la filosofía y las teorías científicas, así como la literatura y las artes visuales, es la visión interior encarnada. La creación artística cumple para la sociedad una función muy parecida a la que los sueños cumplen para el individuo. Son el espejo que nos revela lo que realmente somos. Los sueños revelan al individuo la dinámica de su destino personal. El arte pone de manifiesto el Zeitgeist colectivo de la sociedad.
En el caso de la verdadera artista, estas dos funciones se convierten en una. La artista individual sufre el destino de la sociedad, y su sueño y sus visiones personales se vuelven idénticos a las expresiones del espíritu transpersonal del mundo.
Fabio Guevara
Febrero 2023
Grecia (Costa Rica).